domingo, 6 de noviembre de 2016

El EQUO del futuro, en femenino

Apenas han pasado unas horas desde la clausura de la III Asamblea Federal de EQUO. Después de tres días intensos, con debates apasionados pero con la habitual corrección y saber estar que muestra siempre la gente de EQUO, llega el momento de hacer balance de lo acontecido y de proyectar estos resultados hacia el futuro.


Mi primera impresión es que EQUO sale fortalecido como partido, precisamente porque las distintas sensibilidades que coexisten han podido comprobar este fin de semana que la búsqueda de la hegemonia no conduce sino a un estéril empate infinito. El frustrante ejercicio vivido en la Comisión de Estatutos es buena prueba de ello. Por lo tanto urge explorar nuevos caminos de consenso que nos lleven hacia escenarios de colaboración y trabajo en común. No es imposible, como también se ha podido demostrar de forma puntual en la propia Comisión de Estatutos.

El primero de esos escenarios de consenso ha de ser el de la búsqueda de un discurso propio que, partiendo de la ecología política, aporte soluciones transversales a los problemas cotidianos de la gente. La sociedad española necesita este mensaje de esperanza, que ahora mismo sólo EQUO está en condiciones de aportar. Pero también demanda este cambio el propio partido, como lo demuestra el empate "técnico" que se ha producido entre Florent Marcellesi y Juantxo López de Uralde en la elección a coportavoz masculino, así como la amplia victoria de Rosa Martínez en la elección como coportavoz femenina. Por cierto, aprovecho para felicitar tanto a Rosa como a Juantxo por su elección.

El segundo gran cambio que se adivina tras estos resultados es el de las formas de hacer política. Desde hoy EQUO es un partido con un nítido liderazgo femenino, encarnado en la solvente victoria de Rosa (casi un 10% más de votos que los candidatos masculinos) y en el hecho de que la nueva Comisión Ejecutiva Federal vaya a estar integrada en los próximos dos años por 9 mujeres y 3 hombres.


Esta imprescindible feminización de EQUO y de sus liderazgos nos debería llevar hacia un nuevo escenario donde la colaboración sustituya a la confrontación, y la cooperación pase a ser de nuevo la seña de identidad del partido en todos sus estamentos. Es de esperar que así sea. El potencial humano y político que atesora EQUO sólo puede rendir frutos desde el trabajo en equipo y la búsqueda del interés común. Y así se ha demostrado en todas y cada una de las candidaturas de confluencia con otras formaciones políticas a lo largo de estos dos últimos años, donde el buen hacer de la gente de EQUO ha ido siempre de la mano de una forma de entender la política como cooperación entre diferentes en pro de un objetivo común más elevado.


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